Las voces que se entrecruzan en los poemas de en país extraño de Michael H. Miranda hablan una lengua universalmente apátrida, en constante emigrar (“el día vallejo tiene voz de cuervo migratorio”), intrínseco al decir poético. Poemas que se generan en un espacio escritural donde lo aforístico se enroca con lo lírico, donde lo narrativo atraviesa y usurpa los territorios
de lo filosófico; de ahí que cada poema nos sitúe en un descampado doloroso pero sonoro, “full of melodic
and projective vibrations”, como quería Charles Olson.
La lengua de en país extraño jamás es hablada,
porque es propia de aquel que balbucea, a semejanza de los balbucientes del Dante, quienes bocabajo, condenados eternamente a pegar los rostros contra el suelo, borran toda distancia entre el decir (fonemas, palabra, retórica) y la materia (polvo, condena, dolor). Lengua balbuciente donde el yo (“estoy solo”, “soy el condenado”, “amargo yo”) se segmenta y quiebra hasta que se incorpora, es, trasmuta en los segmentos que prosodia y diseminación exigen.
Dice un verso: “por unos segundos el ausente nos
habla”, y justo ahí el poema nos lee, y “existe contra
mí” (como quería el loco Panero), y nos enseña
a balbucear.

   
en país extraño
Michael H. Miranda
ISBN: 978-0-9912495-1-0
Pablo de Cuba Soria
Fotos Artículos
Sobre en país extraño nos hablan:
Joaquín Badajoz

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